Todos sabemos del problema del uso de los envases de plástico sintético, que son fabricados a partir de derivados del petróleo como el polietileno, polipropileno, policloruro de vinilo y el polietilentereftalato, entre otros. Éstos no son biodegradables y representan un serio problema de contaminación ambiental, así como causantes de problemas de salud al consumir alimentos y bebidas en este tipo de envases.
Las entidades gubernamentales y la sociedad han empezado a invertir en alternativas más sustentables a los problemas de contaminación por plásticos que enfrenta la población. Sin embargo, ¿sabías que los bioplásticos no son recientes en la historia de la industria plástica? Los bioplásticos actuales no son más que el regreso de 200 años de investigación e innovación.
Los bioplásticos son una alternativa para disminuir la contaminación por dichos plásticos sintéticos, ya que son polímeros que provienen de fuentes naturales y renovables, todos son biodegradables por microorganismos como bacterias, hongos y algas.
El almidón y la celulosa, polímeros de glucosa elaborados por las plantas, son la materia para obtener los bioplásticos vegetales, que se fabrican mayormente de desechos de papa, maíz, trigo, tapioca, caña de azúcar o yuca para producir cubiertos, envases o bolsas.
Los primeros plásticos derivaron de materiales orgánicos, aunque originalmente no fueron llamados bioplásticos. El pionero fue John Wesley Hyatt Jr. quien 1869 creó un plástico derivado de celulosa de algodón como sustituto del marfil.
A partir de 1926 comienza la producción de plásticos derivados del petróleo. Esto desplazó en gran medida el empleo de los bioplásticos, ya que eran más económicos y presentan mejores propiedades mecánicas. Para el año de 1980, se retoma la búsqueda de nuevos bioplásticos biobasados, como los polihidroxialcanoatos, compuestos de almidón termoplástico, ácido poliláctico y la producción a partir de fuentes renovables de PTT, PET, PDO y PE.
Debido al impacto ambiental y a la decisión del consumidor por optar por materiales más sustentables, el regreso de los bioplásticos es el centro de atención, pero esta vez apoyado por iniciativas tanto políticos como económicas.
Actualmente, la comunidad científica ha reconocido tres clases de bioplásticos: biobasados o biodegradables y aquellos que son tanto biobasados como biodegradables. Sus aplicaciones dependerán del propósito del producto final y el mercado al que se quiera llegar.
El primer desechable biodegradable: el vaso
Más de cien años han transcurrido desde la creación del primer vaso, en este lapso de tiempo ha logrado evolucionar este objeto, no solo en materiales, sino en usos y sobre todo en sus procesos de producción.
El primer vaso desechable fue creado por el estadounidense Hugh Moore en el año 1908, su objetivo era vender el trago de agua, jamás pensó que con esta idea edificará la gran industria de los “vasos desechables”.
Los primeros vasos desechables fueron de papel tratados en su parte interior con parafina; por su parte la compañía Dixie Cups fabricó los primeros vasos de plástico moderno. Estos productos llegaron para cubrir una necesidad de higiene, salud y practicidad.
En la actualidad hay diversos tipos de materiales con los cuales producir un vaso desechable como lo es el papel, el polipropileno, el poliestireno expandido, incluso se cuenta con vasos biodegradables, los cuales están hechos con productos naturales como la fécula de maíz, almidón, celulosa, entre otros; además de cumplir con las mismas propiedades de un vaso desechables se minimiza el impacto ambiental.
Gracias al desarrollo de la tecnología, los procesos de producción de los vasos desechables han cambiado, antes se elaboraban uno a uno, ahora existen las líneas de montaje las cuales pueden producir miles de vasos en un momento; además las maquinarias que se utilizan son diferentes y adaptadas a cada uno de los materiales con los que se pueden hacer los desechables.
El uso del plástico y los desechables ecológicos en México.
En promedio cada persona en México gasta aproximadamente 48 kilogramos de plástico desechables como platos, cucharas, tenedores, cuchillos y vasos cada año, por lo que en promedio se generan seis mil 240 kilos de estos plásticos en el país, de los cuales cerca de 144 millones de kilos son de Hidalgo, de acuerdo con el valuador de producción de basura de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales federal (Semarnat).
A partir de este viernes 1 de enero de 2021 entran en vigor las reformas a la Ley de Residuos Sólidos en la Ciudad de México, que prohíbe la comercialización, distribución y entrega de plásticos y desechables de un solo uso.
La medida busca, tal como lo establece la reforma que se aprobó en mayo de 2019, reducir de forma gradual la contaminación por este tipo de desechos en la Capital.
De acuerdo a la reforma de la Ley de Residuos Sólidos en la Ciudad de México, el gobierno capitalino sólo permitirá la venta, consumo y distribución de vasos, cucharas, popotes y productos de un solo uso si son fabricados con materiales compostables, esto es, que sean degradarse como mínimo al 90%, en un periodo de 6 meses en un ambiente rico en oxígeno o con materiales orgánicos.
Para quien desee comercializar, distribuir o entregar estos plásticos, deberán obtener un registro en la SEDEMA (que ya publicó los criterios que deben cumplir los plásticos compostables) deben presentar un plan de manejo que señale el proceso que seguirá el producto para que, una vez terminada su vida útil, se asegure su disposición en plantas para formar composta o para reciclaje.
Hola buena noche, felicitaciones por esta importante información, realmente no lo sabía. Muchas gracias